con su hermana, la rosa roja,
enredada en las verjas del jardín vecino,
el goteo del Sol tras la ventana despierta a Zeus que ronroneaba dormido,
en sueños de mantas cálidas y Veranos silenciosos,
jugando con Leda entre rosas,

Así se enciende pausada la luz del día,
agitando nuestros cuerpos enroscados,
derramando la mañana sobre nuestra piel nocturna
desde dos fuentes de aguamarina,
vigilantes en su pedestal de gato olímpico.
Y con el día se aviva la música muda de nuestros besos,
percusión de labios dulces,
precediendo in crescendo a la orquesta de los sentidos.
Atraídas por la música alargan su cuello las hermanas rosas,
y Leda juega con un gato callejero,
pintando trazos naranjas en el verde del jardín vecino.
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