I am only a fool
who buys many books

viernes, 20 de abril de 2012

Nombres

En el colegio, cuando él era pequeño, se cometió un error en la lista de clase, y en vez de llamarle Ferrán el profesor, siempre que pasaba lista, le nombraba Fernán. Él, por razones que entonces no entendía, no sacó al maestro de su error, y durante meses se hizo pasar por Fernán. Y ese tal Fernán no era muy distinto a Ferrán. A los dos les gustaba leer más que jugar al fútbol, los dos usaban gafas, a los dos les avergonzaba hablar con niños desconocidos. Pero aunque fuera solo de nombre ya era un cambio. Y al transformar su nombre cambiaba de algún modo su futuro, confundía a los burócratas del Karma. Ahora había un hombre sin destino en sus ficheros, y un nombre sin persona flotando en el cosmos. Pero no duró demasiado. Un día el profesor, enterado del error, le preguntó:

-Tú no te llamas Fernán ¿Verdad?

Notó que todos los ojos en la clase se volvían hacia él, como si lo estuviesen viendo por primera vez.

-No, yo me llamo Ferrán.

-¿Y por qué no me lo dijiste antes?

Se encogió de hombros y miró al suelo. Y desde entonces fue Ferrán otra vez, le habían encontrado y ya no volvería a salirse de la línea marcada para él. Durante unos meses había sido un fallo en la ecuación, había estado virtualmente fuera del sistema, había sido libre, inidentificable.

Ahora, años después, no le importa demasiado ser Ferrán o Fernán. Al fin y al cabo, uno no puede escapar de sí mismo.

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