I am only a fool
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martes, 26 de junio de 2012

Meses

Diciembre fue un mes de nada absoluta. Los días de Invierno fueron cayendo lentamente sobre mi ventana,  formando una capa de silencio que me aislaba del Sol cetrino. Y yo pasaba el tiempo asentado en el olvido y en un corazón frío.


Llegó la Primavera, adornando su pelo de flores cultivadas en el subsuelo congelado. El Sol amable volvió agua mi prisión de hielo, y yo salí por primera vez a un mundo deslumbrante de brillo y amor, pero la felicidad fue como una fina venda en el anhelo de mi corazón, que no dejó de gotear sangre negra, día a día, hasta minar mi fortaleza.


Mayo recogió sus tesoros y robó al mundo sus colores. El Sol enfurecido hizo arder la tierra en su búsqueda, y castigó a nuestra ciudad cómplice a sufrir tormento en el infierno. Pero la llama del Verano no consigue cauterizar mi tristeza, mi ánimo sigue desangrándose, oscureciendo al mar y al cielo de azul inmaculado.


Y pasará inadvertido el Otoño como un fuerte viento, y yo iré con él a algún lugar que esté siempre cubierto de nieve cuando llegue de nuevo el Invierno. Y en todo tiempo, y todo lugar, esta herida mía nunca curará, ni siquiera deseo que cure. Amo el sabor dulce de su dolor, que no deja de traer recuerdos consigo, de otras Primaveras, y otros Veranos.


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