I am only a fool
who buys many books

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Esta noche, paseando,
trastabillando pies cansados entre bloques de concreto,
pateando vidrios, en charcos donde se mezclan aceites y meado,
vi a Dios degradarse hasta el punto
de prostituirse en la esquina más sórdida,
el rincón más oscuro de la ciudad del hombre,
donde hasta las farolas proyectan sombras
sobre cloacas donde se pudren los sueños,
el "pudo ser, y no fue", el ideal de lo que un dia
se imaginó que seria humanidad.
Andaba sin gracia
en tacones de cuero rosa, la respuesta a todos los enigmas,
la causa primera, esencia de todo lo natural,
se vendía por la nimiedad
más mísera y trivial,
ese que a pesar de su bajo nacimiento
es soberano de nuestras conciencias.
Dónde queda el paraíso, dónde se perdieron los años dorados.
Si fueron alguna vez, dónde están los palacios de fieltro,
los árboles plegados para semejar pilares, sus hojas
como bóvedas para cubrir mosaicos de flores silvestres.
Dónde están los jardines de reyes justos,
de príncipes poetas y míticos hombres de valor,
para los que la palabra dada era un ancla en el alma,
y la única moneda para comprar lealtad.
Dónde ha llegado el Errante sajón
en su búsqueda de un hogar, del calor de un nuevo mundo
al regazo de un señor salvador.
Desesperó, caminó en el yermo su ánimo perdido, en el valle de los extraviados;
y aquí están enterrados sus huesos, deshechos por la falsedad
de esta tierra de plástico, de corazones de acero;
estas calles que rezuman desconfianza,
voracidad,
ingratitud,
ignorancia,
traición. Traición al ideal, al espíritu
de lo que un día fué,
si es que ha sido,
y de lo que ya no somos.

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